domingo, 25 de julio de 2010

Falluja un nuevo Hiroshima


El gran país defensor de los Derechos Humanos, el que nos ha impuesto a palos su democracia luego de nuestra derrota de Malvinas, ha también mostrado repetidas veces que en caso de resistencia a no querer ser felices como ellos es capaz de recurrir a importantes métodos correctivos a fin de que los pueblos no sean estúpidos y no renuncien a la felicidad de Disneylandia y Hollywood que tanto nos prometen con sus cintas. Así pues si en Japón en 1945 destruyeron dos ciudades utilizando por primera vez la bomba atómica ante la pertinacia de tal país en no querer ser como ellos, en esta nueva guerra han continuado aplicando sus ‘métodos humanitarios’. En ocasión de la invasión a Irak en el 2003 y al comprobarse que no existían las famosas armas de destrucción masiva debido a un engaño al que fuera sometido el presidente Bush, EEUU decidió entonces castigar a Al Qaeda que en ese entonces, a través de su organización el Estado Islámico de Irak, había logrado controlar la provincia de Anbar estableciendo su capital en Falluja. La ciudad fue literalmente arrasada acudiéndose a nuevas bombas nucleares más modernas y de mayor efectividad que las utilizadas en Hiroshima ya que esta vez estaban mezcladas con fósforo blanco en manera tal de no producir grandes explosiones que las hiciesen ostensibles para el resto del mundo.
En un reciente estudio efectuado por la Universidad de Ulster por los investigadores Malak Hamdan y Chris Busby (véase cable de la Agencia ANSA del 23/07/10) efectuado en 700 viviendas que quedaron en pié luego de los bombardeos norteamericanos y luego de haberse entrevistado a cerca de 4.000 personas se detectó que la mayoría de los niños nacidos luego de tal fecha (2004) ‘lo ha hecho con malformaciones genéticas y con tipos de cáncer parecido a los que acontecieron luego del bombardeo de Hiroshima’. Esto por supuesto sin olvidar los bombardeos inteligentes en Afganistán, todos ellos debidamente documentados y con fotografías publicadas por esta Agencia. Es que la democracia es igualitaria y trata a todos con la misma vara.

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